«San Miguel», Es una cárcel montada para 80 personas en Uncía, norte de Potosí. Nació de las preocupaciones y cálculos de un fiscal que estuvo en el cargo una decena de años y andaba convencido que lo más urgente en esta región era una cárcel. Adentro viven 216 a 220 personas, entre ellas dos embarazadas y algunos niños y niñas. La escasez casi permanente de agua les llevó a reunir plata para calmar su sed y su angustia de vivir sin ese servicio.
“Enfermedades de la piel, enfermedades del estómago y de los intestinos” dice el médico que les revisa la salud. “Se debe a la falta de agua y a sus consecuencias”, señala.
Los familiares llevan agua en bidones y los policías carceleros también hacen lo suyo. La sed, la falta de aseo y las necesidades postergadas provocaron peleas entre ellos.
Hace 10 días, 6 delegados cansados de esperar soluciones se sometieron a una huelga de hambre, protestaron porque las autoridades que habían prometido llevarles agua de manera permanente no lo hicieron. Los huelguistas advirtieron crucificarse.
Luego que su caso se conoció en la capital potosina y en la sede de gobierno, EPSA, la entidad que administra el agua en Uncía aclaró que les llevaba agua una vez por semana y prometió que a partir de ahora trasladaría ese líquido dos veces cada 7 días.
El caso es que el agua parece evaporarse entre las necesidades de más de 200 reos. Un carro con un tanque de agua sobre su carrocería acaba su cargamento en cuestión de dos días, entre la comida (hay olla común), el baño, la limpieza, la sed…. La sed es permanente y el cuerpo se resiente ante las limitaciones.
El encargado de la entidad prestadora de agua, EPSA Uncía, dijo que cavaron un pozo cerca de la cárcel y probarán si pueden llevar el servicio desde allí mediante una cañería. El responsable de EPSA Llallagua, señaló al conocer esta carencia que en solidaridad con los reos mandarían un carro cisterna con agua hasta el centro penitenciario.
“En un cuarto duermen hasta sentaditos” señaló hace un mes la alcaidesa. Llego el director de las cárceles de Potosí y prometió que pediría ante las autoridades un pabellón más para alivianar el hacinamiento o la sobre población en esta cárcel construida para un máximo de 80 personas y donde viven 216.