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Cuenta la palabra de Dios que Jesús curó a un ciego de nacimiento. Un ciego descubre la luz por primera vez. El encuentro con Jesús ha cambiado su vida.
Abrir los ojos y ver tiene sus consecuencias. Cuando vemos, nuestra vida comienza cambiar. Cuando abrimos los ojos nos vamos desprendiendo de nuestras propias mentiras y engaños. Comenzamos a ver nuestros errores y admitir nuestras equivocaciones.
Las personas de hoy tenemos el peligro de creernos muy lúcidos, conscientes y progresistas. Pero en verdad estamos ciegos porque seguimos ocupados en mil cosas sin importancia.
No queremos abrir los ojos. vivimos con los ojos cerrados, sin querer mirar la vida hasta el fondo.
La historia bíblica cuenta, que ese ciego debía explicar a sus vecinos, a sus conocidos y a las autoridades judías la razón por la que ya no era ciego. Jesús oyó toda esa realidad y fue a buscarlo». Entonces hubo un segundo encuentro.
En el segundo encuentro el ciego abre los ojos del corazón y del alma. Este es el desafío para todos, abrir los ojos del corazón y el alma para vivir y defender la verdad, sin engañarse, ni engañar, ni dejarse engañar por nadie. Abrir los ojos del corazón es creer en la verdad, buscarla y defenderla.
Entonces tal vez necesitamos un encuentro con Jesús para abrir los ojos del corazón y del alma, para reconocer humildemente nuestras fragilidades y ponernos de rodillas ante ellas para dignificarnos. Sin pretender ser todo poderosos.
#PioXIIcbba
