INTERNACIONALES

LA HIPERCOMPETITIVA EN LA SOCIEDAD SURCOREANA ESTÁ RESQUEBRAJANDO LAS BASES DEL SISTEMA EDUCATIVO

Decenas de miles de docentes de primaria se declararon en huelga por el acoso que reciben por parte de los padres de sus alumnos. Dicen que con frecuencia se ven acosados por padres prepotentes, que les llaman a todas horas del día y los fines de semana, quejándose de manera incesante e injustamente.

Durante las últimas seis semanas, decenas de miles de profesores se han manifestado en Seúl, alegando que ahora tienen tanto miedo de que les llamen maltratadores de niños, que son incapaces de disciplinar a sus alumnos o intervenir cuando se atacan unos a otros.

Acusan a los padres de aprovecharse de una ley de bienestar infantil, aprobada en 2014, que dicta que los profesores acusados de maltrato infantil son suspendidos automáticamente.

Un maestro recibió una denuncia tras negarse a la petición de un padre de despertar a su hijo con una llamada telefónica cada mañana. Otro fue denunciado por maltrato emocional tras quitar las pegatinas de recompensa a un niño que había cortado a su compañero con unas tijeras.

MAESTRA SE SUICIDIO LA PRESIÓN DE LOS PADRES DE FAMILIA

El 5 de junio, Lee Min-so* describió en su diario el miedo que se apoderó de su cuerpo al entrar en su aula para dar clase: «Siento un presión muy fuerte en el pecho. Me ahogo. Siento que me voy a caer. Ni siquiera sé dónde estoy».

El 3 de julio, la maestra de primaria escribió que se había sentido tan abrumada por la locura de su trabajo que «quería dejarse ir». Dos semanas después, sus compañeros la encontraron muerta en el armario de su clase. Se había quitado la vida.

Revelaron que en los meses previos al suicidio, Min-so había sido bombardeada por las quejas de los padres. Recientemente, uno de sus alumnos le había herido la cabeza a otro con un lápiz, y ella se había enzarzado en acaloradas llamadas telefónicas y mensajes con los padres.

Esta tragedia ha desatado una ola de ira entre los profesores de primaria de toda Corea del Sur.

A esta cultura de la queja en favor de sus hijos contribuye lo hipercompetitiva que es la sociedad en Corea del Sur, donde casi todo depende del éxito académico.

COMPETENCIAS FEROCES

Los estudiantes compiten ferozmente por sacar las mejores notas desde muy pequeños, para acceder algún día a las mejores universidades. Fuera de la escuela, los padres envían a sus hijos a estudiar a costosas escuelas extraescolares conocidas como hagwons, que funcionan de 5 de la mañana a 10 de la noche.

A esto se suma la presión que sienten los padres hoy en día. Si antes las familias coreanas tenían cinco o seis hijos, ahora la mayoría sólo tiene uno, lo que significa que sólo tienen una oportunidad de triunfar.

El profesor Kim Bong-je, que forma a futuros profesores en la Universidad Nacional de Educación de Seúl, afirma que el aumento de las desigualdades también tiene que ver.

Tradicionalmente, Corea tenía una cultura muy arraigada de respeto a los profesores, explicó, pero debido al rápido crecimiento económico del país, muchos padres tienen ahora estudios superiores, esto significa que a menudo desprecian a los profesores.

Otro profesor, Kwon, nos contó que en los 10 años que llevaba dando clase había cogido dos bajas por enfermedad para hacer frente a depresiones y ataques de pánico, desencadenados por el estrés que le causaban padres y alumnos.

MAESTROS QUE QUIEREN ABANDONAR LA PROFESION

Según una encuesta de 2023, menos de una cuarta parte de los profesores (24%) estaban satisfechos con su trabajo, frente al 68% de 2006, cuando comenzó la encuesta. Una gran mayoría afirmó haber pensado en abandonar la profesión en el último año.

El Gobierno ha reconocido que hay un grave problema y que las aulas están «rotas». Para hacer frente a ello ha publicado nuevas directrices para los profesores, en las que se establece que éstos podrán sacar de clase a los alumnos conflictivos y sujetarlos si es necesario.

También dice que los padres deben acordar de antemano con los profesores la fecha y hora de las reuniones, y que los profesores pueden negarse a reunirse fuera de las horas de trabajo.

El ministro de Educación surcoreano, Lee Ju-ho, dijo que esperaba que estas medidas «devolvieran a las escuelas a lo que deberían ser».

Pero no son pocos los que sostienen que no son sólo las aulas las que no funcionan, sino que hay que reformar todo el sistema educativo surcoreano, junto con la estrecha definición de éxito que prevalece en el país.

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